Yo (no) soy ése

Nada de eso. No se vaya usted a pensar. «Cada uno es como Dios le hizo y algunos somos aún peor». Nunca he conseguido ser un desconocido amable. Observo con envidia a esos viajeros que devuelven una sonrisa con su mirada a todo aquél con quien se cruzan. Los que siempre tienen algo ocurrente que contestar a cualquier áHola! que les dirigen. Los que son capaces de hablar con gran interés sobre cosas banales como el tiempo, los tópicos, los típicos y los tipos estrambóticos que se han ido encontrando en su caminar.

No me sale. No miro a los ojos de la gente si no es con distancia y toques de altivez que a duras penas consigo conservar más de quince segundos. Las terrazas de los bares son lugares de ensimismamiento en torno a una cerveza fresca. Lugares donde oír sin escuchar atentamente – por decencia y discreción – conversaciones ajenas en las que nunca intervengo.

Alí no estás bien

Todo fluye a mi alrededor: conversaciones, caminantes, habitantes, vehículos, lluvia, sol, viento, pensamientos, silencio ruido, clamor… Pero, no soy indolente. De eso puede usted estar seguro. Taciturno, pero emocionado como una esponja que absorbe energía. Yo soy ése que en el fondo del bar se hace dueño de una mesa y echa miradas fugaces a los parroquianos y que todo el mundo advierte, pero nadie comenta.

Santiago D.C. – Bar A Gramola 01.09.09

Banda Sonora recomendada:
«Yo soy quien espía los juegos de los niños» x Ilegales – Ilegales (1982)

De la serie Vagar no es de vagos en Sr.K, del lado sano de mi cabeza
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Momentos, espacios y narices

¿Los espacios cambian?. Quizá sólo se reordenan. En la cabeza no se mueven. Están en su sitio, aunque en ocasiones los pies nos dicen lo contrario. Hay muchos lugares a los que simplemente llegamos. No recordamos el recorrido. A veces, ni recordamos hacia dónde nos dirigíamos una vez estamos en ellos.

Los hueles, no lo niegues. Haces como que vagas sin rumbo. Te mueves por calles angostas, luminosas, amplias y oscuras al mismo tiempo. Callejear, lo llaman. Todo se junta y el espacio ya no es un concepto en el tiempo. Se transforma en una sensación. Y entonces, llegas. Lo ves. Éste es el lugar. El sitio especial que el fondo estabas buscando.

Deslumbrante

¿Quién ha sido?. ¿La cabeza o los pies?. ¿Tal vez recuerdos de la conciencia colectiva?. Todos buscamos un lugar especial. Quizá todos los lugares que han sido especiales para alguien acaben siéndolo para alguien más. ¿Será que huelen a lo especial?. ¿A qué huelen los momentos especiales?. ¿Tiene nariz la conciencia colectiva?

BCN / El Raval – Bar Ovella Negra 01.06.09

Banda Sonora recomendada:
«Detener el tiempo» x Nacho Vegas – «El Manifiesto desastre» (2008).
http://www.seriezeta.com/k/recursos/musique/nacho_vegas.detener_el_tiempo.mp3

En Spotify: Nacho Vegas – Detener el tiempo

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Bar de barrio

Es un bar de barrio en pleno agosto a la hora de comer. Cuatro personas. Tres de ellas apoyadas en la barra. Una más está detrás de barra y otro más sentado a una mesa escribiendo en una Moleskine azul.

Por un lado, una señora que acaba de hacer la compra y sentada en uno de los taburetes degusta un marianito rojo mientras ojea un periódico. Por otro, un señor de bigote con su codo apoyado en la barra guarda y no toca una copa de tinto mientras mira adusto los vídeoclips de grupos alternativos que emiten sin pausa por el canal Pachá, que reina en la única televisión del local y que resultan ser los únicos sonidos más cercanos a lo humano que se oyen en el bar. Justo al lado, otro señor, con polo verde manzana y mayor que el de bigote, lee apoyado en la barra completamente concentrado un diario local. En una de las mesas amarillo de acabado plástico del bar, otro señor de ropas grises y aún más mayor y más cansado de la vida que todos los presentes mira sin mirar la copa de tinto que sus dedos rozan en la base. Aguanta la vida sin más, no espera nada.

La Caña del Silencio

La camarera joven, vestida de negro y con carne a la que agarrarse sale de la barra y se acerca impasible a la máquina de tabaco que está al lado del que está escribiendo. Según la camarera mete las monedas en la máquina, el que escribe deja de escribir y cierra alterado la libreta azul. Se siente como un voyeur cazado e intenta disimular pasando las hojas del magazine que tiene sobre la mesa.

Cristina Rosenvinge compite con el ruido de las cámaras frigoríficas. El señor de bigote echa unas monedas a la tragaperras y lanza a la concurrencia un quedo «áHasta luego!» que sólo es respondido por la camarera ya desde detrás de la barra.

En cualquier lugar puede hacer frío, te mudes donde te mudes.

Gamonal / Burgos – Bar-pulpería Rubena 08.08.09

Banda Sonora recomendada:
«Farol» x Josele Santiago – Garabatos (2006)

En Spotify: Josele Santiago – Farol

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Humedad en el barrio

Después de un día de calor atroz llegó una mañana nublada que a las diez empezó con txirimiri. Decían unos señores, en uno de los pocos bares abiertos ese domingo, que hacía como para ir a coger caracoles. Mirando a las alturas de los bloques de pisos en lugar de caracoles con sus cuernos al sol asomaban personas al fresco de la mañana. El calor acumulado en los pisos tras la solina del día anterior había cortado las horas de sueño de los habitantes del barrio. No eran las habituales amas de casa ni los eternos jubilados que se levantan a las ocho todos los días. Esa mañana preveraniega, eran jóvenes, no tan jóvenes, viejos y niños asomados a la caída queda de la fina-fina lluvia. Unos fumando. Otros sin camiseta. Todos mirando a la calle como si fuesen recién llegados al barrio.

Resistiendo al agua

La calle estaba tan quieta como la lluvia. Poca gente y todos los comercios cerrados. El rumor de fondo de los bares recién abiertos. Luego, la lluvia cesó. El gris del cielo se hizo intenso. Como si hubiesen abierto la puerta de una sauna, un aliento de calor húmedo acompañaba a los paseantes de la calle. Todos pensaban que no era pesadez en paso; era placidez al vagar. La humedad lubricaba la sensación seca del caluroso día anterior.

Feliz solsticio de verano.

Capiscol / Burgos – Cafetería New Park 14.06.09

Banda Sonora recomendada:
Llueve x Siniestro Total «La Historia del Blues» (2000).

En Spotify: Siniestro Total – Llueve

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Vagar no es de vagos

Os echo de menos amigos. Hay tantos sitios a los que ir. Tantos sitios que cerrar. Ver que cada bar en el que aterrizo se podría multiplicar por mil. Que daría igual que mañana fuera lunes. Que cualquier lugar, espacio y tiempo sería bueno. Que ahora bebiendo solo, sólo me acuerdo de vosotros.

He conocido mundos nuevos donde hacer lo de siempre. Lugares comunes para otros que podríamos hacer nuestros. Ciudades extrañas en las que sentirnos extraños. Eso sí, todos – o parte – juntos.

Todo lo que no pudimos conocer y compartir en tiempos. Todo el tiempo que nos faltó, ahora, nos faltará para siempre. «Nunca mais», dicen aquellos del oeste. Nunca mais digo yo. ¿Buscar el mismo compartir con diferentes caras? No, pocas cosas se repiten y ninguna repetición es exacta porque el tiempo nunca se repite. Es tan original el cabrón que sólo sabe avanzar. Os echo ahora de menos, amigos. Pero luego, mañana, se me pasa.

El descanso del vagante

Es jodida la profesión de explorador. Es frustrante pensar como hacer saber que aquí y ahora estaríamos a gusto. Cómo expresar que si nos olvidásemos de todo, todos y todas, podríamos recuperarnos mutuamente, aunque fuera por unos instantes. Pero, la vida-rodillo nos ha llevado pegados como un chicle en su girar y girar. ¿Tanto cuesta parar?

Quizá sea por ese movimiento eterno por lo que vagamos, divagamos, nos encontramos y nos alejamos. Porque tenemos mentes diversas y despiertas. Porque vagar no es de vagos, es de vagabundos y en el camino nos encontraremos. Seguiré vagando y acordándome de vosotros en cada venta que pare a descansar. Seguiré brindando p’adentro con vosotros cada vez que en una de esas ventas me haya tomado más de tres cervezas y tenga papel y boli para escribir.

Santiago D.C. – Irlandés La Cava de St. James 01.09.08

Banda Sonora recomendada:
The Wanderer x U2 «Zooropa» (1993).

En Spotify: U2 – The Wanderer

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Dejarse llevar, dejarse ir

Suele ser casi inmediato. Alejarse de pacederos habituales genera regocijo. Según llegamos a la estación de tren o de autobuses, todo parece más liviano. Según vemos por la ventanilla que la ciudad, que nuestra ciudad, queda atrás la mente se vacía de las cosas que nos vienen todos los días con acuse de recibo y pagaderas a 30 días.

De pronto, estamos en tierra de nadie. En ningún sitio. El vagón o el autobús no están, van. Y mientras van sólo están en cada sitio microsegundos. Y cuando llegan a su destino, como si de china en tirachinas se tratase, rebotan y convierten el destino en origen y el origen en destino por su simple naturaleza de línea regular.

Yendo de ahí

No es por lo nuevo, por lo diferente que hay fuera de nosotros, si no por lo expuestos que nos sentimos fuera del nido. Los mecanismos de acción y pensamiento perfectamente engrasados y operativos cuando estamos embebidos en nuestro entorno cercano, chirrían y crujen fueran del tiesto. Todo no-probar, no-ir, no-venir, no-hablar es inútil para intentar reajustar nuestros mecanismos. Todo no-querer hace que aún chirríen más. Hay que dejarse de tecnicismos y dejarse llevar, dejarse ir.

Lo mejor para dejarse llevar es tirar lastre. Vaciarse de las cosas que nos llenan la cabeza en nuestro entorno íntimo-cercano. Claro que vaciarse de uno mismo produce rubor… Sentirse desnudo es desconcertante y sonrojante, pero también hay que tener en cuenta que hay gente nudista que no se avergüenza de su blanca desnudez. Además ¿quién no anda en bolas por su propia casa? De la casa a la calle sólo hay una puerta que como mucho tiene 20 cm. de grosor…

Si viajar no es sólo desplazarse en el espacio sino también en nuestra mente, quizá los viajeros lisérgicos conozcan más mundo que nadie. O tal vez, para los viajeros terrenales lo importante no sea conocer mundo, si no la experiencia lisérgica en sí que produce el viajar. El viaje, en cualquiera de sus acepciones, crea dependencia y es sabido que para dependiente no vale cualquiera.

En sus próximas vacaciones, aconsejamos desde Sr.K que viajen ustedes: que en lugar de a la playa vayan al mar, que en lugar de ir al pueblo vayan al campo y que se encuentren mucha gente desnuda en sus destinos.

Donosti – 21.04.08

Banda Sonora recomendada:
Viajes Exóticos x Daniel Higiénico – Flipando el Doble (1998).

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Vacaciones en descompañía

A pesar de que yo aún no te conozco y que tú tampoco me conoces a mí ¿sabes lo que hubiese sido perfecto para esta tarde de vacaciones en esta ciudad extraña?… Que hubieses estado aquí. Sí, que a lo tonto hubiésemos comido de tapas sin pretenderlo. Que abrumados por los vapores del vino y la cerveza y por el empacho de los pequeños bocados nos hubiésemos vuelto a la pensión, con el sol picando en nuestros cuellos a pesar de ser ya finales de verano.

Nos hubiésemos tumbado no muy pegados para no sudar demasiado. En la tele podríamos haber visto un documental que hablaba sobre los pigmentos inocuos en la pintura hasta quedarnos dormidos. Al poco rato, nos hubiéramos despertado. Primero tú, sí. Me habrías besado en ese dulce momento del duermevela en el que la habitación ajena empieza a tomar forma dentro de mi cabeza. Sólo rozándome los labios.

A continuación, nos hubiéramos quitado la poca ropa que llevásemos puesta y podríamos haber espabilado al unísono echando un polvo suave y cariñoso. Al final, desnudos en la cama, abrazados y en silencio tendríamos calor. Te habrías levantado a ducharte y tapándome lo justo con la sábana hubiera zapeado durante un rato.

Habitacion de vacaciones

Podríamos haber ido a dar una vuelta ya refrescados y con el sol más bajo. Hubiéramos disfrutado sintiendo al uno cerca del otro descubriendo a la par con la vista y el oído esta ciudad desconocida.

Ya lo sabes, la perfección no existe y a ti no te encontré en la calle.

Ponferrada – 05.09.07

Banda Sonora recomendada:
Nadie me quiere x Los Enemigos + Raimundo Amador «Se Buscan Fulmontis» B.S.O. (1999).

*Se admiten correciones en los condicionales y subjuntivos. El reto ha sido duro para uno de la Ciudad Bravía.

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