Lo interesante de un vulgar viaje lejos de los lugares comunes es que se convierta en un movimiento de los muebles de la cabeza. Subirse al armario de los prejuicios y del miedo a la gente y tirarse desde arriba. Abrir nuevos huecos entre el mueble de los complejos y la vitrina de los pequeños éxitos. Redecorar, en definitiva, nuestra linda cabecita.
Aprovechando lo manirrotos que nos volvemos al viajar, se puede hasta adquirir algún mueble nuevo. Tampoco es cuestión de renovar completamente el mobiliario y tirar los muebles viejos aprovechando que no estás en tu lugar común. Dejarle a otro el marrón de recogerlos alivia, pero luego se corre el peligro de que te los devuelva pintados de rojo rencor, color que combina muy mal con una cabeza bien amueblada.
El truco del almendruco está en saberse organizar los muebles y tener un poco de síndrome de diógenes; cuantos más muebles mejor y si hay que poner sillas encima de armarios y el sofá al revés para hacer hueco no pasará nada. Mientras sigamos recordando para qué sirven las sillas y porqué nos gusta tanto el sofá no perderemos la cabeza. Además, nunca se sabe cuando te van a hacer falta. Tirarlos sin estar seguro suele causar arrepentimiento.
Hablar de muebles es más interesante que hablar de cortinas. Que alguien te enseñe cómo tiene su cabeza amueblada es aún más atrayente. Es soprendente descubrir que la gente no ha amueblado igual que uno mismo. Es la fascinación infantil de lo diferente: de pequeño, crees que todo el mundo utiliza el mismo abrelatas que tú o que beben la misma marca de leche o que su casa huele igual que la tuya…
Pero, a veces esa suposición infantiloide se hace realidad y encuentras a alguien que tiene su cabeza amueblada con muebles parecidos a los tuyos y casi con la misma distribución. A veces, es como para quedarse a vivir en cabeza ajena. A veces, hay quien no sabe diferenciar entre los muebles propios y los ajenos. A veces, bastantes veces, hay quien se olvida de su cabeza y tira sus muebles para ser inquilino en cabeza ajena. Y ya se sabe, ser inquilino es estar a expensas de la voluntad del arrendador y además es tirar el dinero. Va ser por eso que la gente compra en lugar de alquilar.
¿Alguien sabe dónde venden cabezas amuebladas?
Menos mal, pensaba que me estaba volviendo tonto… Así me gusta, las cosas claras y el chocolate Esteso.