Citas K – Vol. VII

cainSan odia odiar, por toda la energía que requiere. Ya que te pones a odiar, mejor hacerlo bien, que odiar mal es peor que querer mal (Ã?¬ Ã?¬)
[Ver Cita Original]

cainSan dixit – anfitrión de los lados sanos e insanos de Sr.K – plurkeando en los oscuros días del otoño-invierno.

Banda Sonora recomendada:
«Pues entonces te odio» x Individuos – I.N.R.I (IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM) 2007

La maestría de ser crítico coherentemente

Sería maravilloso que todo el mundo fuese coherente con lo que piensa… Bueno, mejor pensado, no. Si todo el mundo fuese coherente con lo que cree que piensa, se cometerían muchas más atrocidades de las que ya de por sí se cometen.

Imaginemos que un señor o señora, haciendo sus cábalas y silogismos mentales un día por la noche antes de dormir, se le ocurre que toda la gente con perilla merece su desprecio [áMalditos sean!]. Quién sabe… sus deducciones quizá partieron de un pelo de perilla que se encontró en su sopa de pelos púbicos.

En fin, ¿no es acaso una injusticia que este señor o señora desprecie a todos los perillanes por ser coherente con lo que piensa?

Coherencia animal

El absurdo nos rodea y por mucho menos un día se disparó una escoba. Dejando de lado el gran problema de exclusión social que sufren las personas con perilla, la coherencia no sólo es ser consecuente, exige cierto raciocinio.

Hubo una época en la que las escuelas contaban con maestros de coherencia y crítica. Sí señor. Aunque, claro, ninguno de ellos quería ejercer como maestro en coherencia y crítica porque hay que predicar con el ejemplo. Lo dejaron claro en su en su manifiesto contra la enseñanaza de coherencia y crítica: «La coherencia se aprende, no se enseña. Es completamente incoherente enseñar coherencia. Nos declaramos inútiles para la docencia y la ciudadanía»

Sin profesores de coherencia y crítica ¿Está perdida nuestra sociedad en la incoherencia? ¿Es sexy la perilla? … Yo creo que sí [a ambas preguntas].

La paradoja de la invisibilidad humana

No es tan difícil lo de ser invisible. Quizá usted lleve siéndolo desde hace mucho tiempo y no sea consciente de ello. Lo difícil es asumirlo. Es duro asumir que cuando le miran a usted realmente están mirando a través de usted, al más allá, a un punto infinito. Con un poco de atención podría usted mismo apreciar cómo las pupilas de aquél que mira sin mirar se separan una de otra de una manera infrahumana a modo de rumiante – véase vaca, ciervo o gacela.

Ser invisible es más un no ser percibido que un salirse del espectro visible del ojo humano. Dense cuenta de que alguna vez ustedes han pasado por una calle y los de su alrededor sólo les han considerado una parte más del concepto cognitivo de «calle». No han sido individuos para nadie, no han sido nisiquiera nadie. ¿No se sienten ustedes como el árbol que cae en medio del bosque sin ser visto ni oído?. Será por eso por lo que la humanidad se obstina en plantar árboles para cumplir la trinidad árbol-libro-hijo. Si el problema es que los árboles se caen, pues que los árboles los plante siempre el humano. Siempre aguantarán más tiempo erectos y de todos es sabido la erección es muy importante para el hombre contemporáneo.

¿Quién anda ahí?

Ustedes a buen seguro que disfrutan de esa invisibilidad del ser humano con los otros seres llamados humanos. Seguro que van, vienen, miran y escuchan desde su invisibilidad lo extraños que somos en esta humana raza. Seguro que son discretos y corteses. Ni ruido ni miradas descaradas sobre sus sujetos de estudio. Seguro que mezclan conversaciones entre sí y almacena retazos de vida e ideas en su cabeza con cada trozo de habla que captan al pasar cerca de otras personas. Nadie les ve, pero ustedes los ven a todos.

En definitiva, ser invisible: no ser percibido, pero tener presencia y calor físico. Al mismo tiempo, seguir la máxima «Laissez faire, laissez passer», no intervenir, no colaborar. Observar científicamente, como SchrÃ?¶dinger observaba a su gato, pero sin poner en peligro la integridad del ente observado. Pero, ¿y si un invisible ve a otro invisible?¿como se da cuenta el invisible descubierto de que ahora es visible? Quizá los invisibles piensen que son invisibles porque los visibles que observan y desean al mismo tiempo no interactúan con ellos, pero ¿y si estos supuestos visibles son invisibles, observadores, que sólo están siguiendo el aséptico principio de la no-intervención?

Ser puramente invisible es duro y tener visibilidad es importante para evitar accidentes. Cuídense la vista y miren a su alrededor. Siempre hay nuevas formas de mirar a los que nos rodean.

Banda Sonora recomendada:

  • Todo negro x Los Salvajes – Los Salvajes EP (1966).
    http://www.seriezeta.com/k/recursos/musique/salvajes.todo_negro.mp3

Oriencidental

Venga pa’quí y pa’llá. Ni me paren, ni me quiten lo bailao, que parar es muerte y la muerte da miedo porque en occidente ya no sabemos qué hay detrás. Hace un tiempo lo sabíamos – vive Dios –, pero se nos fue de las manos por que nos distrajímos con otras cosas consumistas y comunistas. Y mentando a la bicha, piensen en los chinos. Ellos sí que saben, no como nosotros; blancuzcos ojipláticos adoradores de muñequitos gores barbudos. Miles de años de tradición pinchándose con las agujas de los pajares y respetando a sus viejos como señores de edad que son. Será por eso que los mayores chinos parecen antiguos más que viejos. Será porque siempre han estado ahí; observando a los locos occidentales, diciendo «ya vendréis, ya». Pero, nadie viene. Así que mandan a sus vástagos a avisar. Y sus vástagos se pierden entre las tragaperras, el kitsch barato y los ultramarinos seven-eleven de barrio.

Amarrado motorizado

Al final, si los chinos nos quitan algo, que nos quiten lo bailao, que la angustia vital a occidente no se la quita ni Dios, ni el tai-chi, ni el prozac.

Banda Sonora recomendada:
«Occidente» x Los Enemigos – La cuenta atrás (1991)
http://www.seriezeta.com/k/recursos/musique/enemigos.occidente.mp3

Ruido

Multicolor personal

«..noesmalahorahastasemehahechocor..raverquequieresypidoenbarr..diosmuchahos..clink..»Ha estado bien«..eoqueporalliandasinosehaid..»Me ha gustado mucho«..clink..hivaperdona..jajajajaesonpuedeserverd..»¿Sí? Me alegro. La verdad es que son muy buenos«..clinkclink..balantainscolaydosmojit..»¿Qué? Que son muy buenos. Ah, sí unos musicazos.«..inoteabrasaachistesylueg..lounacervezaparamiyunbrug..nunderabadsign..»¿Qué tal lo del curro? Pues ahí andamos. Aha«..niamosquecambiardebarestoyaesunag..astiasnomedejannenpaz..clink..hombre..cuantotiem
..clink..clink»¿Por qué ya no sonríes tanto como antes?«..aversimecompr..jaja..» ¿Qué? Nada, déjalo«..clink..clink»¿Qué decías de antes? Que nada, déjalo«..tercounamasperomañanatengoquecurrar..perartutecreesqueesnormalparalaproximani..
clinkclink..begantocrawl..mefuego..»Bueno, me voy a casa. Bueno, ya si eso nos vemos la semana que viene. Sí, la semana que viene«..bornundera..raenvidia..vitoyoquemañ..clapclap clap clap, clap, clap…»

Banda Sonora recomendada:
«Voy a dormir» x Andrés Calamaro – «Honestidad Brutal» (1999).

Citas de W.C. | fascículo 2 | No me sigáis

Citas de W.C. - No me sigáis, no sabéis dónde voy (pues dilo, tonto)

Va a estar usted muy equivocado, caballero. Con el carné oficial de gurú-oráculo no pretenderá ahora decirnos lo de «no les incumbe». Mire usted que ya me costó lo de tragar con lo de los seres bondadosos que nos llevarán en sus naves al paraíso. Lo de la poligamia se me dio bien al principio – aunque eso de que todos mis hijos se parezcan entre ellos y ninguno se parezca a mí como que me incomoda un poco. Tampoco me voy a quejar de nuestra máxima «lo tuyo es mío y lo mío es tuyo» porque nunca antes había jugado tanto a la play.

Pero entiéndame, entiéndanos; de cerca y en camiseta, somos simples humanos necesitados de un poco de cariño del líder. ¿Acaso no lame el pisoteado la suela de la bota que le aplasta la cara contra el suelo? Le informo: lo de «dar amor sin esperar nada a cambio» es una frase hecha. Que hasta el más romanticón espera recibir algo de lo que aprovecharse de su amor. Así que, no nos toque la moral – que siempre con su guía será recta e impoluta – y díganos a dónde va con esa hermana menor de edad y la caja fuerte con el mundano dinero del que nos desprendimos al unirnos a usted. ¿En serio que no nos va a decir dónde va usted?

Banda Sonora recomendada:
¿Quién es usted? x Los Acusicas «Yo maté a Kenedy» (2005).

**Citas de W.C. es una serie de fotografías de las pintadas que se pueden encontrar en los servicios de los bares que pueblan el universo conocido acompañadas por un texto que guarda cierta relación con ellas. Para ver todas [pulsa aquí].**

Chirriando, que es gerundio

Todo tiene un sentido y pocas cosas pasan porque sí. Siempre hay algo debajo. Siempre hay algo que chirría. Siempre hay personas y situaciones que chirrían.

Y es que ocurre de repente, hablando con alguien, por ejemplo. La conversación puede ser interesante o banal. Puede que se conozca a la persona desde hace 5 minutos o desde hace 5 lustros. De repente, uno de los dos interlocutores empieza a oirlo: criiik… criiik… En estos casos hay que intentar no alarmarse y hacer como que no se oye nada. Nuestro cerebro de lagarto-cazador-recolector se encarga de mantenernos alerta ante la situación de peligro. Peligro de parecer un loco-a ante el interlocutor que chirría.

La percepción se agudiza en un sueño pseudolisérgico. áCuántos poros! (y qué negros los jodíos)… ¿Tiene un ojo más arriba que otro?… ¿Eso es una cana? Vaya, se le empieza a ver el cartón… Mmmh, vaya morros. Eso de las comisuras parecen granos o algo… ¿y esas orejas?… «Mis manos… son tan grandes… Pueden tocarlo todo… menos a ellas mismas»

Realmente, el chirrido es la manifestación sonora de ese cambio de percepción de la realidad. El interlocutor chirrante, y a veces irritante, se transforma en una holografía para el otro. La persona que chirría desaparece de repente de esencia, que no de forma. Es un cadáver de si mismo que no ha dejado de hablar ni de hacer gestos. Un cántaro hueco que hace vibrar el aire que entra en él. Criiik… criiik…

Chirridos infantiles

Hay estudios presuntamente exaustivos y no concluyentes que casi demuestran que el irritante sonido suele surgir en el sujeto-a al advertir determinados gestos o vivir determinadas situaciones consideradas por los expertos como excesivamente normales. El cerebro reacciona diciendo «áEO! no hay estímulos, ésto me lo sé de memoria ¿me he muerto y no lo sé? Bueno, no creo. Soy el cerebro, me habría dado cuenta«. Entonces, como cuando te metes los dedos en los ojos y ves estrellitas, nuestro blandito amigo de sustancias blancas y grises genera una percepción, que, en este caso, suena a chirrido. Eso sí, no hay que confundirlo con el pitar de oídos típico generado cuando alguien se acuerda de nosotros o de nuestras santas familias.

En base a estos estudios, han surgido terapias para reprimir el chirrido. La más conocida en nuestro país es la repetición hasta la saciedad de los capítulos de los Simpson o las noticias cíclicas como «áNieva!», «áHace Calor!», «áLas Rebajas!» o «áNiña con dos cabezas!» (áGracias, Antena 3!). Este tratamiento acostumbra al cerebro a no esperar más de la realidad que lo que hay. Abotargamiento de mente catódico dijeron en la tele que se llamaba. Por otro lado, también hay corrientes filosóficas que ante la chirriante situación defienden el exterminio total de los dos tercios de la población del primer mundo y cuarto y mitad del segundo y tercero para la solucionar éste y muchísimos más problemas de nuestra decadente sociedad.

Banda Sonora recomendada:

Azul y naranja o una historia del oeste

Azul y Naranja

Blind man, blind man x Herbie Hancock «My point of view» (1963).

Azul y naranja son los colores del horizonte del camino. Siempre en una eterna puesta de sol. Caminando de este a oeste. Evitando a cada paso que el sol se vea del todo. Con un cielo azul en estado puro; sin sol ni luna, sólo azul. Sin más luz que la propia luz del azul, la del momento anterior a que llegue la oscuridad.

Azul y naranja unidos a la altura de los ojos. El naranja es del lienzo terroso que será notario de nuestras huellas aún por hacer. Andar sin prisa y sin pausa. Es echar una carrera al sol. No dejar que la intensidad de ese azul luminoso decaiga. Sin ir tan rápido como para que sol nos soprenda por el horizonte y nos ciegue ni tan despacio como para que la oscuridad que vemos al mirar atrás nos rodee.

Es mejor no mirar hacia atrás mientras se anda porque no se ven los pasos que se dan. Al mirar atrás, sólo se ven huellas. El camino andando con pisadas decididas y con pasos erráticos imposibles de desandar. Para mirar la ruta andada siempre es mejor buscar un momento para hacer posta. Sentarse y observar atentamente por dónde se ha venido. Con la mirada hacia el este, el azul es casi negro, el naranja es marrón y en medio de los dos está la fría y olvidadiza oscuridad. Es normal sonreir cuando se descubre que de entre esa negrura, que puede llegar a atraparnos si nuestra parada se prolonga demasiado, surgen los primeros brillos de las estrellas que nos atraen como sirenas.

Avanzar hacia el azul y naranja del oeste exige ciertas maneras y posturas. Con la vista centrada sólo en el intenso azul no se ven las piedras que surgen en el camino. Mirar sólo a la vasta extensión de tierra naranja inexplorada puede generar pánico al ver que no tiene pisadas de nadie ni caminos marcados por los que empezar a avanzar. Cuidado. Con la vista llena de suelo y el miedo por las venas el caminar se detiene y llega la oscuridad llena de consoladoras y frías estrellas.

Todo es cuestión de un buen porte al caminar. Tan simple como poner el cuello en una postura natural, sin forzarlo. Ser otra vez ese primate que se irguió sobre sus patas traseras, se fijó en el azul y naranja del horizonte del oeste y decidió que caminando nunca perdería de vista este precioso espectáculo. Quizá ese primate no sabía a dónde ir, pero sabía hacia dónde orientarse.

Aunque todo esto fue escrito antes de conocer el blog necesario Caminando en el Desierto, indudablemente este texto tiene mucho que ver con Fran y su manera de ver la vida.

Momentos decisivos

Menea la cabeza como perro de plástico en bandeja trasera de 127 mientras murmura. Está sentado en la taza de uno de los wáteres de directivos de su empresa. SU empresa. Cómo ha podido estar tan ciego, se dice. áCoño!, que lo tenía que haber visto venir…

Lo más grave no es que la empresa vaya mal. Lo peor es que esta última semana ha descubierto que está rodeado de incompetentes. Ya no les soporta. No soporta sus caras bovinas intentando ocultar el miedo que tienen a perder sus Audis. Malditos sean. Sólo son expertos pelotas y especialistas en nada. Sólo saben decir sí a todo y no hacer nada. Como niños jugando a ser jefes. áUna solución quiero…!

Arf-Arf

áLo tengo! Llamaré al antiguo consejo de administración consejo consultivo o alguna memez similar y reconstruiré el consejo de administración con gente competente que nunca diga no ante la adversidad*. Saldremos del agujero. Seguro.

Buf, igual abro la ventana.

*Ley de conservación de la directiva: los directivos ni se crean ni se destruyen, simplemente, se transforman.

Banda Sonora recomendada:
«Jefe» x La Marabunta – La vida en rebajas (1997)